lunes, 11 de febrero de 2013
IRÈNE NÉMIROVSKY
Además de sufrir las consecuencias de la Revolución bolchevique, que la hizo huir de tierras rusas en 1917 y posteriomente los de la II Guerra Mundial, otros sucesos de carácter más personal marcaron hondamente a la autora desde su infancia. Su madre fue un persona fría, más preocupada por su propia vida y "juventud" que por su hija. La relación de madre e hija siempre fue distante. Respecto al padre, recelaba de su origen judío. La relación con su familia es un tema recurrente en los textos de Némirovsky, prueba de ello es su relato "El baile" y su obra "El vino de la soledad", obra que tendremos que leer en el último trimestre.
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